EMPRESARIOS POLÍTICOS
GUSTAVO LINO AGURTO
IMEDIS – Instituto Multidisciplinario de Estudios y Difusión Social
Las pasadas elecciones regionales y municipales nos dejaron un saldo político para muchos previsible. Primero, la derrota evidente y categórica de los partidos políticos de trascendencia nacional, como el PPC y el APRA; sobretodo este último, que nos confirma con su ejemplo, la crisis y debilidad institucional a causa de: los faccionalismos caudillescos y clientelares, la ausencia de nuevos líderes y sobre todo una sesgada visión de los verdaderos desafíos supra regionales o nacionales. Segundo - para nosotros el más importante por su dimensión - la emergencia furibunda de nuevos actores políticos ligados estrechamente a los negocios; una especie de empresarios políticos, medianamente públicos y exitosos si de capitales se trata, pero con una recién descubierta “vocación de servicio” y con un claro desapego a los programas máximos, ideologías y partidos nacionales.
Este fenómeno se ha extendido del marco local o municipal a la dimensión regional y nacional. La desconexión de las clase política tradicional con las demandas y cambios de la sociedad, lo ha fortalecido; asimismo, el aumento exponencial de estos “leaders” se ha facilitado también por la severa crisis que atraviesan los partidos políticos; y, si retrocedemos un poquito, habrá que recordar las densas dosis de pragmatismo inyectado por el fujimorato durante toda una década, que des-hizo lo poco de cultura política que existía. Sin embargo salta a la vista una serie de interrogantes con relación a la mentalidad y perspectiva política que tiene de la gente común. Por ejemplo: ¿Qué motivación encuentra el poblador de a pie, para votar por un candidato empresario o dedicado a los negocios?
Durante mas de una década, tras la llamada “crisis de las ideologías”, la población fue construyendo un nuevo actor político. Este fue construido bajo un prototipo novedoso y a la vez peligroso; es decir, un agente político desmarcado de las grandes utopías, desligado de los grandes y elocuentes discursos; un político de corte pragmático, exitoso, empresario y sobre todo con capacidad de gerencia. Está claro que el discurso se dirige implícitamente a la casta de empresarios que irrumpen en la escena política. Pero ¿Qué nos hace creer a nosotros los ciudadanos, que la experiencia empresarial del nuevo actor político reproducirá el mismo efecto en favor del municipio o de la comunidad?
Considero que responde primero a una visión equivocada del éxito, segundo, a un evidente bajo nivel de cultura política de la población, que confunde el éxito económico como único mecanismo o vehículo de progreso social, subvaluando otros medios como los logros profesionales y sociales. Por ejemplo, en la escala mas alta de la exitocracia encontraríamos a un empresario agroexportador, y muy por debajo, a un luchador social o dirigente campesino que tuvo a su haber una serie de beneficios en favor de su comunidad. Pero ojo, aquí nadie descalifica ni duda la condición emergente de estos empresarios políticos, que en su mayoría han surgido desde abajo. Al contrario, es un merito importante de resaltar. Otro por ejemplo, es la habilidad que tienen para los negocios y sobre todo, la capacidad de expandir sus actividades económicas. Tenemos los casos de dueños de grandes corporaciones educativas (colegios, centros pre, institutos, universidades); emprendedores de la producción y del comercio textil; empresarios dueños de clubes de futbol, dueños de cadenas de tragamonedas, discotecas, farmacias, pollerías, entre otros.
No queda duda que la gente ve en estos nuevos actores de la política municipal y regional como imágenes o modelos a seguir. Quizá el electorado joven o el emprendedor, tenga mucha simpatía por este tipo de candidatos, sobre todo los emprendedores que se identifican con ellos, no solo por el hecho de haber amasado una fortuna, sino también, por representar al cholo peruano surgido de abajo y poseer una cultura del emprendimiento y del esfuerzo individual. Además, no olvidemos que la cultura emprendedora en el Perú proviene de distintas épocas donde sucedieron grandes olas migratorias a la costa en los años 50, 60s, 80s y en la actualidad se ha profundizado mucho mas, gracias a los medios de comunicación masivos.
Sin embargo existe un lado peligroso. La creencia que el empresario político, por la experiencia de haber gerenciado su negocio, tenga la capacidad de solucionar los problemas de la comunidad (estos de naturaleza mas compleja y dificultosa de resolver). He allí el talón de Aquiles de los “empresarios políticos”. Es decir, la incapacidad de observar, comunicar y resolver los asuntos de la comunidad de manera integral, creyendo que es un asunto meramente administrativo o económico. Asimismo la ausencia de capacidades y de buenos profesionales en las respectivas gerencias que acompañan a la nueva autoridad se ve reflejada en la ausencia de proyectos de desarrollo social integrales y en la improductividad de las distintas aéreas administrativo - gerenciales. Por otro lado, su exceso pragmatismo político influye en el dialogo con las distintas autoridades o instituciones locales (PNP, Defensoría del Pueblo, Reniec, empresas del agua y de la luz, etc.) y también con sus regidores, con su gente, con sus electores. Y lo mas grave, que nuestro empresario político “quiere poder” para tener “mas poder”. Es decir la alcaldía o la región es un escalón mas de su proceso de expansión económica, y la política es el trampolín o mecanismo de acumulación de mayor riqueza. Las elecciones, por lo tanto, una inversión mas, un juego en donde se puede ganar o perder. Su partido político es la nueva empresa o negocio que bien puede ser familiar y completada con otros socios (regidores o concejales con mucho dinero). Concluyendo, la política se convierte en una subasta al servicio del mejor postor y no al servicio de la población.
Esta es la situación de nuestra realidad política y cómo en los últimos años se ha ido configurando a través de nuevos personajes que han emergido en la política nacional. Personajes que se han convertido de la noche a la mañana, en “políticos” o “caudillos movilizadores” gracias al dinero que ostentan y a las prebendas y favores que facilitan sus siervos. Su dinamismo radica en la capacidad de comprarlo todo: jueces, fiscales, publicidad, prensa, regidores, dirigentes, votos, incluso hasta intelectuales. ¡Cuidado! Muy alertas ante cualquier coincidencia y, por favor, adecentemos la política desde ahora.
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dante edgar gamarra zuñe -